Ley del deporte y montaña
Mejor escalar juntos,
Hace unas semanas, un buen amigo nos mandó por WhatsApp una foto en la que aparecía un recorte del Heraldo de Aragón con lo que semejaba ser un escrito, una carta.
Era tarde, llevaba todo el día trabajando delante de una pantalla e iba a hacer la cena, así que no le presté atención. Ya después de cenar y estando en el sofá me acordé de la imagen y de lo mucho que me había llamado la atención el título «Huida, muerte o esclavitud» y una mano con la imagen de una montaña en el medio…
¿De qué se trataba? ¿Por qué me mandaba esto mi colega?
No fue hasta que leí el subtítulo cuando me sorprendí y al mismo tiempo entendí todo: La nueva Ley del Deporte en Aragón. Una ley promulgada hace ya casi tres años, pero que va tomando mayor importancia, según se acerca la fecha de aplicación.
Efectivamente, el art. 83 de la ley obliga al voluntariado a acreditar, las mismas competencias que cualquier profesional del deporte en el ejercicio de las mismas funciones. Sinceramente, esto no nos parece alarmante, sino deseable y en el mundo en el que vivimos, totalmente normal.
De hecho, en cualquier otro contexto laboral, por ejemplo el sanitario, defender lo contrario sería como defender el argumento de que para ejercer la medicina de forma voluntaria no es necesario disponer la titulación sanitaria correspondiente. Dado que el ejercicio de la función es voluntaria, usted puede operar de amigdalitis a esta persona sin ser cirujano/a. Y suponemos que en Médicos Sin Fronteras también serán todos médicos.
La comparación nos parece imposible en cualquier otro contexto pero, según parece, debemos entender que existen motivos que justifiquen la no-exigencia de una titulación que acredite la adquisición de una serie de competencias en guiado por la montaña a los voluntarios de un club cuando, al mismo tiempo, se exige esa misma titulación a los técnicos que lo hacen de forma profesional, quienes, como es sabido, se ven obligados a acreditar unas competencias en guiado, en gestión de la seguridad y en calidad del servicio obtenidas en el marco de la formación reglada, tras superar unas durísimas pruebas de acceso y tras realizar un importante desembolso económico.
Han pasado tres años desde que se promulgó la Ley 16/2018, de 4 de diciembre, de la actividad física y el deporte de Aragón, y finaliza el plazo que la propia ley daba a los clubes para adaptarse a la nueva situación. Tres años en los que los clubes han podido adaptarse, como nos toca a todos, a las regulaciones que nos afectan en nuestras vidas, qué remedio nos queda. Nos consta que muchos clubes, conscientes de que el mundo no se va a detener por ellos, lo han hecho.
Como empresa, o mejor dicho como Técnicos Deportivos de Escalada, no vamos a entrar en si quizás lo que realmente hace falta sería una legislación nivel nacional de la actividad de Técnico (en todas sus disciplinas) o también conocido en otros países como Guías de montaña, escalada y barrancoso, o quizás una renovación del sector completa que se adaptara a las necesidades de la sociedad, del mercado laboral, que generara más puestos de trabajo y que no mantuviera al colectivo de técnicos en un constante estado de inestabilidad laboral.
Tampoco queremos entrar a reivindicar que estos técnicos deportivos, muchos de ellos trabajadores autónomos (que no es poco decir en los tiempos que corren) puedan generar mayor o menor actividad económica y contribuir a la reducción de la crisis económica, o a revitalizar pequeñas poblaciones despobladas de esa España vaciada, en las que, a diferencia de los clubs tienen la capacidad de asentar población y crear riqueza. Definitivamente no vamos a entrar en esto tampoco.
No vamos a entrar a analizar la validez actual del modelo de gestión de los clubes heredado de la segunda mitad del siglo XX, y que quizás podrían empezar a evolucionar aplicando nuevas técnicas de modelos de negocios, para identificar a sus clientes, pensar en su propuesta de valor y ofrecer unos servicios que sean de mayor interés, para de esta manera atraer y obtener unos beneficios económicos mayores, ojo no para lucrarse, sino para afrontar y desarrollar nuevos proyectos reinvirtiendo las ganancias, en cumplimiento de la normativa que les afecta como entidades sin ánimo de lucro que son.
Y es que está claro que cada persona u entidad tendrá y podrá exponer unos motivos completamente legítimos para defender su postura, pero desde la prudencia y la cautela, sin alarmismos, ya que en los tiempos que corren, esa actitud eso sólo va a generar más enfrentamiento y división y de esto, ya tenemos mucho…
En lo que sí queremos entrar es en establecer más diálogos abiertos en los que clubs, asociados, técnicos deportivos e incluso federación, podamos trabajar en objetivos comunes que, por si no nos hemos dado cuenta todavía, son los mismos: disfrutar de la naturaleza, de la montaña, compartir, transmitir y practicar cualquier modalidad deportiva que nos ayude y nos aporte, en esto podemos entrar cuando queramos.
Pero para eso, antes tenemos que dejar atrás los miedos, los egos, el estatus quo, los pensamientos limitantes y empezar a escalar todos juntos, como una gran cordada.